SEÑOR DIRECTOR:

El martes recién pasado, la Comisión de Familia de la Cámara de Diputados aprobó el aumento de los recursos para el Servicio Nacional de Menores (Sename), pero el proyecto quedó sin financiamiento, ya que se rechazó el artículo que contempla el alza de la subvención por niño, que era de 25%, y se establecieron algunas exigencias imposibles de cumplir. En suma: entró un caballo overo y salió un camello verde, lo que es peor a que se hubiese rechazado.

El resultado de la votación es difícil de entender; el mismo proyecto fue aprobado hace cuatro meses por la Comisión de Constitución, conformada por diputados de las mismas coaliciones participantes de la incomprensible resolución. Y un aumento equivalente fue aprobado durante el gobierno anterior.

Quisiera entender lo ocurrido como producto del desconocimento y no como resultado de cálculos políticos o de franca mala fe, pues con los niños no se especula.

Hoy, ese aumento de presupuesto es fundamental para operar las residencias existentes. Como quedó demostrado en la larga discusión de este proyecto, la actual subvención alcanza a financiar menos del 50% de los costos efectivos de una residencia operada por un organismo colaborador, como son las nuestras, las del Hogar de Cristo.

Paulo Egenau, nuestro director social, a propósito de la muerte de Lissette Villa dijo que esa tragedia nos había dado un estado de lucidez transitoria frente al tema del Sename y que debíamos usar esa claridad para mejorar las residencias, de modo que realmente lo fueran.

A la luz de lo sucedido, parece que ese período de lucidez se acabó y volvimos a caer en el extravío.

Juan Cristóbal Romero

Director Ejecutivo Hogar de Cristo

Fuente: La Tercera.